“! Actúa en vez de suplicar. Sacrifícate
sin esperanza de gloria ni recompensa! Si quieres conocer los milagros, hazlos
tú antes. Sólo así podrá cumplirse tu peculiar destino”
Ludwing van Beethoven
Tomar
una decisión por lo general conlleva a momentos de reflexión y análisis, pero en
algunas ocasiones ese periodo tiende a extenderse un poco más de lo debido convirtiéndose
así en una: “Parálisis por análisis”; probablemente
en tu vida has padecido de este síndrome sin saber siquiera su nombre técnico…
el hecho es que justificaciones como el miedo a equivocarse, la auto exigencia
o perfeccionismo te impiden tomar un acción dilatando así cualquier posible
resultado a futuro.
¡Entonces
nada sucede! Te quedas allí generando ideas y pensamientos, en la misma zona de
confort, perdiendo tiempo valioso sin ver ninguno de tus sueños o proyectos
realizados; mientras tanto otro grupo de personas están saliendo al campo de
batalla para obtener el mayor número de victorias. No estoy queriendo decir que
hacer un análisis antes de tomar una decisión sea malo, o que no investigues al
respecto; pero es necesario establecer ciertos límites para no caer en los
excesos.
A continuación
menciono seis pasos a tener en cuenta si has caído en una “Parálisis por análisis”:
1. Identificar la situación actual: Algunos no son conscientes de la
realidad, es necesario preguntarse: ¿El momento que vivo es el deseado? ¿Qué limitaciones
tengo actualmente? ¿Qué resultados estoy obteniendo? ¿Por qué he llegado al
punto de querer tomar una decisión?
2. Identificar y visualizar la situación
deseada: Esta es
finalmente la razón principal por la cual has entrado en la condición de
parálisis, entonces haz un listado de los aspectos positivos y negativos de ese
momento ideal al cual deseas llegar; con lo positivo vas a visualizar la
experiencia, unir las emociones e imaginarte que estás disfrutando del nuevo
cambio, siente la satisfacción de estar en ese lugar.
3. Elimina los aspectos negativos: Esto básicamente es un cambio de
perspectiva, porque has de saber que cualquier resultado no deseado (negativo)
es simplemente una oportunidad maravillosa de aprendizaje; ¡por lo tanto no
existen aspectos negativos! No obstante si tu mente sigue resistiéndose a la
idea de encontrar lo positivo de lo negativo, plantea alternativas que permitan
sacarle algún provecho. Por ejemplo si tu decisión está relacionada con un
nuevo empleo, pero el aceptarlo implica emplear más horas de viaje, la
alternativa ideal es empezar a crear hábitos de lecturas durante el recorrido,
así le sacas el ¡mejor provecho!
4. Establece objetivos pequeños: Algunas decisiones implican grandes
cambios, lo que puede generar el estancamiento inicial, pero una de las formas
más eficaces para reducir el impacto del mismo es estableciendo pequeños
objetivos realizables en un tiempo determinado. Me explico con un ejemplo, estas
en una situación donde anhelas tener libertad financiera y deseas crear tu
propio negocio, sin embargo las deudas actuales y compromisos no te permiten
dejar tu trabajo actual entonces piensas al respecto durante mucho tiempo pero
finalmente no llegas a ninguna acción; la solución conforme a este punto seria:
uno, empezar a ahorrar el 10% del sueldo hasta tener xx cantidad de dinero,
suficiente para seguir cubriendo mis obligaciones financieras; segundo objetivo
durante los próximos cinco meses me dedicaré en las noches a trabajar en el proyecto
de mi empresa, investigar y documentarme sobre lo necesario. ¿Notas la
diferencia? Fraccionándolo en pequeñas metas y estableciendo tiempos puedes dar
el gran salto hacia la meta final.
5. Planifica: Consiste en organizar cada uno de los
objetivos propuestos, los recursos necesarios y el tiempo requerido para tal
fin. Hacerlo te permitirá hacer el seguimiento correspondiente en cualquier
momento para garantizar que no te has desviado del camino; igualmente permite
cada día conectarte con la meta final, estableciendo nuevos parámetros de ser
necesario.
6. Actúa: De hecho este punto es el más importante
de todos, nada de lo mencionado anteriormente tendrá valor a menos que des el
primer paso para ejecutar el plan. Einstein decía: “Hay una fuerza motriz más poderosa que el vapor, la electricidad y la
energía atómica: la voluntad” esta
fuerza a la que se hace mención será la encargada de mantenerte en curso, cada
vez que sientas desfallecer o no tengas fuerzas para continuar recuerda el
motivo que te inspiró a hacer ese cambio, visualiza cuantas veces sea necesario
la meta final.
Probablemente
en un principio generes cierta resistencia para aplicar estos seis pasos, entiendo
que romper con el actual paradigma, utilizado durante muchos años no es fácil;
pero debes de ser consciente que la vida evoluciona, y eso significa aprender
nuevos conceptos y formas de hacer las cosas; mi invitación es que te atrevas a
experimentar, cuando lo permites tu mente no vuelve a ser igual.
“Cambien su manera de pensar para que así
cambie su manera de vivir”
Romanos 12:2
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